APARICIONES EN MEDIOS | ABC; 08.05.2016
Sería bueno que la Unión Europea (UE) aplicase de vez en cuando a su política el principio de la “navaja de Ockham”, el nombre de uno de lo más eminentes representantes del pensamiento científico europeo.
Aplicado a la cuestión del estatus de economía de mercado de China, este principio, que propone favorecer la opción más simple ante problemas complejos, debería llevar a Europa a rechazar dicho estatus evitando multiplicar las controversias jurídicas sobre lo que dice o no el Protocolo de adhesión de China a la OMC.
Han pasado quince años desde su adhesión al protocolo y China no ha mostrado voluntad alguna para hacer las reformas necesarias para cumplir los cinco criterios definidos por la UE.
Por este motivo nos negamos a considerar como automática la concesión de este estatus a China. Como miembros del Parlamento Europeo, defenderemos los intereses de nuestras empresas y de nuestros trabajadores.
Las presiones chinas y la urgencia de la decisión que debe tomar Europa antes de diciembre no tienen que llevar a Europa a “desmantelar” su economía.
En efecto, la concesión del estatus de economía de mercado a China modificaría nuestros métodos de defensa comercial y debilitaría a nuestras empresas. Ya no seríamos capaces de luchar contra la competencia desleal mientras que, actualmente, más de 50 medidas antidumping están en vigor a nivel europeo respecto a China con el fin de proteger el empleo y a nuestras empresas en numerosos sectores.
Por tanto, llamamos a la Unión Europea a actuar de forma concreta y rápida. No hacer nada y seguir esperando sería dar señales de inconciencia.
La Unión Europea debe hablar con una sola voz y elaborar una verdadera estrategia para preservar sus intereses económicos.
De forma más general, las discusiones acerca del estatus de economía de mercado de China, nos recuerdan la necesidad de que la UE desarrolle una política comercial más activa.
Tenemos que dotarnos de los medios necesarios para defender a nuestras empresas y nuestros empleos ante todo tipo de dumping, ya sea fiscal, social o medioambiental.
Es por tanto urgente que la Comisión y los Estados miembros aceleren la modernización y el refuerzo de nuestros instrumentos de defensa comercial.
Asimismo, la Unión Europea debe mostrarse más activa sobre la cuestión del acceso a los mercados exteriores de nuestras empresas europeas.
Europa tiene que dejar de abrir sus mercados a Estados que no respetan los principios de reciprocidad y de equilibrio en las relaciones económicas.
Solo si adoptamos una posición clara y decidida sobre estos temas, la Unión Europea podrá convertirse en una verdadera fuerza económica y política respetada en la escena internacional.
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